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Depresión en ancianos,entrevista con psicólogo
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Actualizado el 10/6/2009
Entrevista con el Dr.
Romero, en la cual nos habla de como detectar la depresión en personas de la
tercera edad
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Es el
ánimo depresivo o tristeza vital. Otros síntomas de esta esfera afectan a la
pérdida de interés por las cosas así como a la capacidad para disfrutar.
Constituyen el núcleo central de la depresión y se acompañan de una disminución
de la vitalidad con alteración de la actividad laboral y social del individuo.
El propósito
de esta publicación es de ayudarle a tomar conciencia de nuestros hábitos de vida,
así como facilitar la ubicación de los
artículos publicados en los diferentes medios Escritos, Televisión y Radio.
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DepresiónDel Anciano
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¿Es
frecuente la depresión en el anciano?
La
depresión es un trastorno de primer orden en cuanto a frecuencia y
trascendencia dentro de las enfermedades que aquejan preferentemente a los
ancianos. La existencia de tratamientos eficaces que pueden mejorar la calidad
de vida de quienes padecen este trastorno, OBLIGA A PRESTAR ESPECIAL ATENCIÓN a
este problema. Deberemos mantener un permanente estado de alarma que permita su
detección, para posteriormente abordarla con los tratamientos de los que
disponemos.
¿Qué
entendemos cuando hablamos de depresión?
El
concepto de depresión no es extraño por su difusión fuera de la práctica
médica. Sin embargo es necesario puntualizar que los síntomas depresivos pueden
formar una variada constelación de manifestaciones que incluyen síntomas
psíquicos y corporales.
Entre
los primeros se encuentran síntomas afectivos consistentes en una alteración
del humor entendido como alteración del estado de ánimo. Es el ánimo depresivo
o tristeza vital. Otros síntomas de esta esfera afectan a la pérdida de interés
por las cosas así como a la capacidad para disfrutar. Constituyen el núcleo
central de la depresión y se acompañan de una disminución de la vitalidad con
alteración de la actividad laboral y social del individuo. En esta esfera pueden
existir otros síntomas como Ideas de Culpa, AutoReproches, Pesimismo,
Desesperanza, Dificultad Para Concentrarse, Ideas de Suicidio...
Sin
embargo en la depresión existen síntomas corporales o somáticos siendo los más
frecuentes las alteraciones del sueño con insomnio y menos veces hipersomnia;
pérdida de peso con falta de apetito; cansancio o falta de energía. Pueden
existir otras muchas quejas SOMÁTICAS: Gastrointestinales, Vértigo, Dolor,
Cefalea, etc. que en ocasiones son predominantes en la depresión del anciano.
¿Qué
predispone al anciano a estar deprimido?
En
la vejez concurren una serie de factores de diversa índole que pueden favorecer
la aparición de este trastorno. Entre ellos se encuentran:
Pérdida
de salud que acontece con la edad. En muchas ocasiones ésta pérdida de salud
condiciona deterioro funcional con tendencia a la dependencia física y pérdida
de autonomía.
Presencia
de enfermedades crónicas, pérdidas de familiares, amigos y seres queridos en
ocasiones acompañadas de reacciones de duelo patológicas.
Merma
de la capacidad económica.
Pérdida
de roles en el seno de la familia con la salida de los hijos y un papel menor
del abuelo dentro de la misma.
Cambios
con la llegada de la jubilación, que condiciona un cambio brusco en la actividad
y relaciones sociales.
Factores
biológicos presentes, aunque no suficientes para la depresión. Entre ellos se
han implicado cambios en la estructura cerebral, neurotransmisión, sistemas
hormonales. Se ha postulado que pudieran ser un factor de vulnerabilidad.
A
pesar de ello el envejecimiento no es sinónimo de depresión. No se deben
confundir el envejecimiento normal con la presencia de una enfermedad por más
que en ocasiones estén presentes una mayor introversión, reiteración y
presencia del pasado en algunos ancianos.
Es
decir, ni todos los ancianos están deprimidos ni los síntomas de una depresión
cuand8 o aparecen en un anciano, son "normales" para su edad.
¿Por
qué es importante la depresión en esta edad?
En
primer lugar por su frecuencia que es muy alta. Se calcula que hasta un 30% de
los mayores de 65 años padece alguna de las diversas formas de depresión. Esta
aseveración tiene sin embargo muchas matizaciones, todas ellas tomadas con
precaución derivada de los problemas metodológicos de los estudios.
Se
sabe que la depresión severa o depresión mayor es menos frecuente en el anciano
que en el adulto joven. Afectaría al 1-2% de los mayores de 65 años y supondría
un cuarto de todas las depresiones mayores. Existen argumentos por parte de
algunos autores en contra de la anterior afirmación, dando una posible
explicación a esta diferencia en un menor diagnóstico de la depresión del
mayor.
Esto
se debería a varios factores como la presencia de deterioro cognitivo o una
expresión de los síntomas de forma diferente en el anciano, con una menor
expresión de tristeza y más presencia de síntomas somáticos o corporales. Esto
supondría que los estrictos listados de criterios con los que se hacen los
diagnósticos estén poco adaptados a la forma de la depresión en el
anciano.
En
cambio la frecuencia es muy alta si se estudian depresiones menores y presencia
de síntomas o estados depresivos que no cumplen suficientemente criterios para
considerarlos depresión. La presencia de estas depresiones menores o
depresiones subclínicas se calcula en un 15%-20% de las personas mayores.
Estas
cifras que hemos dado son válidas para ancianos que viven en la comunidad. Si
se analiza la frecuencia del trastorno depresivo en ancianos hospitalizados o
institucionalizados en residencias, los porcentajes son aún mayores. Se calcula
que la presencia de depresión mayor en ancianos hospitalizados con enfermedad
aguda llega al 10%.
En
estos mismos los trastornos depresivos menores alcanzarían el 30%. En
residencias los porcentajes se disparan hasta 15% y 30-35% respectivamente.
En
segundo lugar por su trascendencia. La presencia de este trastorno pasa factura
en el adulto mayor no sólo como fuente de sufrimiento individual afectando a su
calidad de vida.
Se
sabe que la depresión complica la evolución de las enfermedades médicas del
anciano; interfiere en la rehabilitación de enfermedades incapacitantes como el
ictus; induce un mayor riesgo de suicidio y se traduce en una mayor mortalidad
por cualquier causa en quien lo padece. Son observaciones constatadas tanto a
nivel comunitario como en instituciones geriátricas.
Esta
mayor mortalidad se ha atribuido a varios factores:
·
Menor soporte
social del anciano deprimido.
·
Peor estado
nutricional por pérdida del apetito.
·
Posibles efectos
de la depresión sobre el sistema inmunitario
·
Pérdida de
motivación para el autocuidado
¿Qué
peculiaridades tiene la depresión en el anciano?
La
depresión senil tiene una serie de rasgos diferenciadores. Algunos de ellos ya
los hemos introducido previamente:
Menor
presencia de síntomas psíquicos como la tristeza y mayor presencia de síntomas
corporales.
La
tristeza y el bajo estado de ánimo pueden manifestarse en el anciano como
apatía y retracción y pueden ser predominantes quejas somáticas diversas que
obligan a realizar pruebas en busca de otras enfermedades que por otra parte
son muy frecuentes en estas edades. A veces estos síntomas corporales
constituyen verdaderos cuadros hipocondríacos con temores y preocupaciones
excesivas.
Algunos
síntomas propios de la depresión pueden ser muy llamativos en el anciano como
la pérdida de peso por falta de apetito, el insomnio o la aparición de ideas
delirantes y en los cuadros graves verdaderos cuadros psicóticos.
Los
ancianos con mucha frecuencia padecen enfermedades en las que la depresión
puede ser un síntoma más de dicha enfermedad. En este caso la depresión en sí
no es la enfermedad principal sino un síntoma acompañante. Son las llamadas
depresiones somatógenas que complican procesos como la enfermedad de Parkinson,
el ictus o Accidente Cerebrovascular, enfermedades del Tiroides como el
Hipertiroidismo o el Hipotiroidismo, trastornos del metabolismo o algunos tipos
de cáncer.
Por
el mismo motivo los ancianos consumen en ocasiones fármacos para tratar sus
enfermedades pero que pueden inducir la aparición de depresión días o semanas
después de su uso. Entre estos están medicamentos como corticoides,
antiparkinsonianos, algunos antihipertensivos, etc.
En
la depresión grave del anciano es más frecuente el suicidio que en los
jóvenes.
En
ocasiones la depresión se presenta como deterioro cognitivo, es decir como un
menor rendimiento intelectual con quejas de pérdida de memoria que obliga a los
clínicos a diferenciar estas depresiones de una verdadera demencia.
Diferenciar
depresión de demencia: Un reto en ocasiones difícil.Trataremos de describir un
problema médico muy frecuente con el que se encuentra el Geriatra en su
práctica clínica. Como hemos comentado la depresión en el mayor, en ocasiones,
se presenta y se manifiesta como un declinar cognitivo con quejas de pérdida de
memoria y aprendizaje, confundiéndose con una Demencia.
Por
otra parte la Enfermedad de Alzheimer, que es la demencia más frecuente, puede
acompañarse en fases iniciales e intermedias de síntomas depresivos (30%) e
incluso completar una depresión que merme aún mas su rendimiento cognitivo.
El
problema para entender estas dos situaciones se complica aún más si tenemos en
cuenta que cuando se han seguido en el tiempo a los pacientes que han
desarrollado una depresión en la vejez manifestada con peor rendimiento
cognitivo han desarrollado con mas frecuencia una Demencia.
A
la depresión que por sus quejas de memoria se confundía con una Demencia sin
que esta existiese, se la llamó clásicamente pseudodemencia por ser una falsa
demencia. Afortunadamente disponemos de algunos aspectos diferenciales entre
los dos trastornos a la hora de preguntar al paciente y a la familia para
diferenciarlos.
¿Qué
son los trastornos adaptativos?
Dentro
de las depresiones este tipo de trastornos es extremadamente frecuente en los
ancianos. Se definen por la presencia de un factor estresante claramente
identificable en los meses previos a la expresión del malestar depresivo.
Suponen una falta de adaptación psíquica a dicho estresante que viene a romper
el equilibrio anterior. Los trastornos adaptativos pueden acompañarse de
síntomas depresivos y/o ansiedad. En los ancianos son frecuentes como factores
desencadenantes de trastornos adaptativos las enfermedades que en ocasiones
como el ictus dejan secuelas con pérdida de autonomía o dependencia.
Reacciones
de duelo
Por
ser en estas edades donde se dan más frecuentemente estas pérdidas hablaremos
de las reacciones de duelo.
Es
un estado emocional reactivo provocado por la pérdida de un ser querido:
culpabilidad, ansiedad, síntomas depresivos, irritabilidad, síntomas corporales
como falta de aire, falta de apetito...
Es
una emoción universal y por tanto normal. Lo podríamos llamar fisiológico y no
requiere ninguna intervención de la medicina mientras el duelo sea elaborado
satisfactoriamente y evolucione hacia la resolución.
Sin
embargo en otras ocasiones aparecen duelos patológicos que se caracterizan por
reacciones de duelo tardías después de negación prolongada, hiperactividad sin
sentimientos de pérdida, síntomas delirantes o de hipocondría con reproducción
de los síntomas de la patología del difunto, ideas delirantes paranoicas,
depresión severa con cuadros de agitación, abandono de las relaciones sociales
y conductas autodestructivas. Por supuesto en estos casos se requiere
intervención.
¿Cómo
se diagnostica?
El
diagnóstico de la depresión es un diagnostico clínico, es decir se basa en el
interrogatorio y en la historia clínica detectándose los síntomas psíquicos y
somáticos antes referidos.
Para
ello y especialmente en el anciano es necesario un alto índice de sospecha para
reconocerla por algunos rasgos especiales que se han comentado y por la
tendencia a confundirla como algo propio del envejecimiento.
Existen
algunos instrumentos en forma de cuestionarios o escalas que sirven como
instrumentos de detección y seguimiento, útiles en el anciano pero que por sí
solos no proporcionan el diagnóstico. Son una ayuda y no deben sustituir el
interrogatorio clínico.
¿Cómo
se trata la depresión?
Para
tratar la depresión se utilizan dos herramientas fundamentales: la psicoterapia
y los fármacos antidepresivos. En casos especiales, seleccionados por su
gravedad o sintomatología, aún tiene un papel en la depresión senil la terapia
electroconvulsiva.
La
psicoterapia en muy diversas formas: terapias cognitivas, interpersonales,
psicodinámicas..., tiene un papel importante en la depresión en el anciano en
casos de intensidad leve o moderada dentro de un abordaje integral del
problema.
Dentro
de la psicoterapia se suele animar a los ancianos a realizar actividades con
otras personas del mismo grupo de edad con los que puedan intercambiar
opiniones y que puedan llegar a tener sentimientos similares. Este tipo de
actividades son de lo más variadas y se adaptan a los gustos de cada persona,
pudiendo ir desde viajes con el Imserso, partidas de cartas o partidas de dominó para 2 jugadores. Todo vale con tal de que el
anciano se relacione y comparta sus preocupaciones.
Los
fármacos antidepresivos con un importante desarrollo en los últimos años, son
conocidos desde hace décadas por su alta eficacia en el tratamiento de la
depresión. El anciano presenta algunas peculiaridades cuando usamos estos
fármacos.
Por
una parte son extremadamente sensibles a algunos efectos secundarios presentes
en varios de estos fármacos: efectos con empeoramiento cognitivo, efectos
cardiovasculares, sedación etc...Por otra parte pueden presentar varias
enfermedades acompañando a la depresión, que sean sensibles a estos efectos
adversos: cardiopatía, demencia. Además pueden estar tomando otros fármacos que
interaccionen de forma adversa con el antidepresivo.
Por
todas estas razones la elección del antidepresivo debe ser ajustada a las
características del paciente por parte del Médico de Atención Primaria,
Psiquiatra o Geriatra; que son los profesionales más frecuentemente implicados
en estas situaciones.
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